domingo, 29 de marzo de 2020

REFLEXIÓN 29 DE MARZO



CON ESPERANZA Y CON DIOS EN 


EL MUNDO, EFESIOS 2:12-14



1.  Carta a los cristianos de Efeso. Ciudad opulenta y pagana.  Ajenos a la Promesa vivían sin esperanza; porque la Esperanza es un marco teológico en el que la Promesa a Israel ocupa un lugar privilegiado. En esa historia que apunta al cumplimiento de la Promesa, Dios se manifiesta como el dueño del mundo y destina al hombre a un futuro de liberación y salvación.  El cumplimiento de dicha Promesa, no solo alcanza a Israel, sino a todas las gentes (Efesios). Ese cumplimiento lo ve claramente el profeta Zacarías (Luc. 2:29-32) con la llegada del Mesías, el Salvador del mundo.


2. Su mismo nombre (YHAVEH) (Éxodo 3:13, constituye la seguridad en el porvenir, lo mejor está por llegar (Jesús de Nazaret). Esa seguridad que trasmite a Moisés de Su presencia, de lo cuál puede estar absolutamente seguro, es la misma seguridad a la que somos llamados nosotros. El afirma estar siempre con nosotros con nosotros, (¨he aquí yo estoy con vosotros todos los días…).

3. La Esperanza se manifiesta en los Salmos como la superación de la prueba, superación de la crisis (“Cantaré al Señor, porque me ha hecho bien “).

4. Si, tenemos preocupación por el presente y, sin embargo, miramos al futuro en esperanza. Nuestra cosmovisión cristiana supera siempre la visión de un mundo incierto; y “vemos “la dicha, la paz, la felicidad traídas por la fidelidad de Dios. No poseemos en su plenitud el objeto de la esperanza, y sin embargo, posemos la esperanza en nuestros corazones. La esperanza es una apertura al futuro, como una apertura al Dios que viene, por ello (“esperamos cielos nuevos y tierra nueva donde morarán para siempre la justicia y la paz …,) “

5. En los inicios de este año 2020, una pandemia vírica ha desatado una crisis sanitaria y humana como no pensábamos el 31 de Diciembre al exclamar “feliz año nuevo! “Crisis no solo en nuestra ciudad, sino mundial. Cientos de miles sufren la enfermedad, tristemente miles han muerto; millones han comenzado a experimentar las consecuencias laborales y económicas que vienen. Se nos dice que pronto volveremos a la normalidad, pero no, nada volverá a ser como antes; y hay cosas que no deben ser como antes. Debemos tener un sistema de salud mucho más fuerte, pública y social que el que teníamos; un sistema económico más solidario, más igualitario, más justo; y por supuesto, Residencias de Mayores, dónde importe mucho más el ser humano que el dinero. . Debemos comprender que nadie vive para sí mismo, sino con los otros y para los otros, como vemos de manera clara en todos los sanitarios que en estos días reciben el aplauso a las 20: 00 horas. Y nosotros los cristianos, confinados físicamente, pero no en espíritu, tomamos mayor consciencia de los dones de fraternidad que nos ha dado el Señor. Sí, vendrán tiempos mejores, que el mes de Abril que se avecina, y esos tiempos mejores vendrán por que busquemos una tierra (sociedad) donde reine la justicia. Paz, alegría y esperanza. Dios ve el mundo y el clamor llega a EL.

jueves, 26 de marzo de 2020

REFLEXIÓN 22 DE MARZO

Como ya sabéis la Comisión Permanente ha recomendado suspender los cultos y actividades en nuestras iglesias. Ya llevamos el primer domingo sin culto y hemos hablado con nuestro pastor José Burguillo para poner sus reflexiones en nuestro blog y nos ha contestado afirmativamente.



Queridos hermanos y hermanas en la fe en Jesucristo.
Gracia, paz y esperanza nos sean dadas por la bondad de Dios para con nosotros.
Desde hace unos días un texto de la Sagrada Escritura, viene a mi memoria y alma en repetidas ocasiones:  “ Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte “,  2  a Corintios 12: 10 
Todos recordamos el listado de los sufrimientos del Apóstol, y como esos sufrimientos no le derrotaron jamás. La explicación es que la confianza en la gracia, presencia y poder de Dios, era superior a las dificultades por las que atravesó a lo largo de su vida. Nunca huía de los dificultades  ( debilidad) , le hacía girarse  en  fe, mirar a Jesús y enfrentar todos los problemas y luchas ; y la consciencia de que no era posible solo, le aumentaba la dependencia de Dios, la cuál le hacía fuerte. De ahí su frase, cuando soy débil, entonces soy fuerte.
En nuestro mundo de hoy, creíamos que eramos  fuertes, que todas nuestras respuestas estaban en la ciencia, la economía  y la tecnología. Que podíamos vivir en nuestro hedonismo e  individualismo egoísta; y ha surgido un virus  que nos ha devuelto a la realidad, y que ha puesto en evidencia la fragilidad  de nuestra  forma de concebir y vivir la vida; que nos devuelve a la realidad de nuestra debilidad  humana. En esta situación de pandemia muchas cosas se ponen en evidencia, la locura de reducir gastos en nuestros sistemas de salud.  Consciencia de nuestra deshumanización que lleve a pensar que hay  que  destinar… “ el uso de todas las camas disponibles para los pacientes con mayor probabilidad de recuperación”  o elegir quién ingresará en la UCI según su esperanza de vida”.  Son tiempos en los que cada uno sacará lo que lleve dentro, sea bueno o sea malo; generosidad o egoísmo, grandeza o bajeza humana; de todo esto estamos viendo y seguiremos viendo.  Como cristianos, estamos llamados a ejercer una labor profética, a  mostrar que con Jesucristo, tenemos una trascendencia, que nos lleva a buscar las cosas perdurables;  el amor, la fraternidad, la solidaridad, la justicia, la esperanza…,
En estos días de zozobra y desgracia para la humanidad, sufrimiento real de miles de ciudadanos y temor justificado de millones, oramos; si oramos por los de la familia de la fe, hay  hermanos y hermanas  que han contraído esta infección del Coronavirus -19, pero por todos, en este país y en el mundo. La forma de tratar a las personas en los momentos más oscuros o difíciles  de su vida, es una prueba de nuestra humanidad. Si, tenemos que hacer la historia independientemente de nuestra voluntad o si nos vemos capaces para ello o no. Por eso recordamos las palabras …, “ cuando soy débil, entonces soy fuerte”.
Y oremos  que Europa, más allá de que cada Estado tome sus propias medidas, sepa dar una respuesta coordinada y ambiciosa a esta crisis sanitaria. 
Que la sabiduría y la responsabilidad  guíen nuestras acciones y de los gobernantes en estos días. Que la certeza de la presencia de Dios  nos de fortaleza y esperanza.  Que cuando pase esta crisis seamos más  “fuertes”  y justos.  Nosotros y nuestra sociedad.
Un abrazo fraternal  en  Jesucristo
José Eugenio Burguillo Martín